Sería injusto con Sangre de mi Sangre creer que por contar
la trama, estructurada en dos partes, se puede dar cuenta de la película.
Bellocchio construye un puente entre la sociedad italiana del S.XVII y la
actual a través de reunir a distintos personajes, interpretados en algunos
casos por los mismos actores (algunos de ellos sus hijos), en torno a un
espacio que supo ser un convento. En la primera parte unos clérigos, poseídos
ellos por el sadismo y la perversión, intentan achacarle a una mujer joven y
deseante, aspirante a monja, un pacto con el Demonio. En la segunda parte, un
ruso millonario quiere comprar ese convento flojo de papeles mientras se teje
un entramado entre mafioso y ridículo. La película une a los dos tiempos con
una elipsis magistral como si hubiera una continuidad entre esos personajes
arquetípicos y lo que les pasa por el solo hecho de interactuar con ese espacio
específico. Imperdible este relato fuera de norma, que juega con los géneros de
los films de terror satánico y de mafia, y difícil de poner en palabras de un
maestro italiano consagrado.
Por el contrario, ¡No Renuncio!, y si bien su trama es
fácil de contar (un hombre no quiere renunciar a su puesto de empleado
público), es una película plagada de clichés. Su personaje principal es un gritón
poco propenso a respetar las leyes del tránsito, y mamero, que se enfrenta con
la Secretaria del Ministerio de Trabajo que lo quiere forzar a que deje su
puesto por un recorte presupuestario. Las intenciones sociales del film son muy
buenas en toda la película pero está narrada y filmada de una manera muy
convencional y apelando a gags vistos
lo que hace que su contenido quede como en segundo plano. El atractivo es la
presencia de un actor muy reconocido en Italia: Checco Zalone que por momentos
convence, y por otros no tanto en su personaje políticamente incorrecto. El que
busca una comedia sin vuelo creativo, pero pasar un buen rato, aquí encontrará
su opción.
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